por Miguel Batista
¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquellos!Eran otros hombres más hombres los nuestros.No se conocían cocó ni morfina,los muchachos de antes no usaban gomina¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquellos!¡Veinticinco abriles que no volverán!Veinticinco abriles, volver a tenerlos,si cuando me acuerdo me pongo a llorar.
Con las letras de esta canción titulada "Tiempos Viejos", que interpretaba el inmortal Carlos Gardel les abriré una pequeña ventana a una parte de nuestro mundo del béisbol que se ha ido perdiendo para algunos de nosotros.
Hay tantas cosas que suceden en un estadio de béisbol que pasan desapercibidas, sucesos que son parte de nuestro diario vivir y que para muchos de nosotros se han convertido en momentos importantes de nuestra vida como jugadores.
Hoy les hablaré de una parte perdida de nuestro mundo, mundo que muchos de nosotros los veteranos, que aún quedamos en este juego, nos preguntamos: ¿dónde se ha ido?.
"¿Qué demonios está pasando con la tradición en este juego?" preguntó una vez un manager a un par de sus jugadores veteranos en su oficina. "¿Ya ustedes no les enseñan a los novatos como se hacen las cosas aquí en las Mayores?"
"Nosotros dos aún lo hacemos cada año, pero ya la tradición se está muriendo. Esta nueva era de jugadores que tenemos, con todas las comodidades que tienen y el dinero que ganan ahora, no creen en lo mismo que nosotros." contestaron ambos.
Uno de ellos acercándose a su entrenador, al notar su cara de descontento, le puso la mano en el hombro y le dijo, "Jefe, este juego, al igual que el mundo en que vivimos, ya no es el mismo de años atrás"
-"¿Donde vamos?" Así le preguntó al subirse al taxi un novato de primer año a un jugador veterano, quien lo había citado en el lobby del hotel a las diez de la mañana.
"No te preocupes". Fue la única respuesta que recibió mientras veía como el veterano tomaba asiento y le daba la dirección al conductor.
Al llegar al lugar donde se dirigían, el veterano llamó a uno de los empleados y le dijo "Vístanlo de pies a cabeza". El empleado volvió al momento con varios trajes para que el joven se los probara. "No tienes que hacer esto por mí, yo tengo dinero para comprarme mis propios trajes", le replicó el novato.
"¡Cállese fresco, que esto no es cuestión de dinero!", le respondió el veterano pegándole un manotazo sobre el hombro. "Esta es una de las tradiciones más viejas que tenemos, siempre que hay un novato, uno de los veteranos de su propia raza le compra su primer traje, es algo de lo cual nos sentimos muy orgullosos, principalmente los latinos y los jugadores de color. Cuidamos de nuestra propia raza, al igual como los vestimos de mujer o de algo cómico en alguna gira, también les enseñamos buenas cosas".
"Nunca queremos que nadie hable mal de nuestra gente, por eso cuidamos de ustedes y les enseñamos como se deben vestir, como deben de pagar a los trabajadores que laboran en el clubhouse y muchas cosas más; es lo que nosotros llamamos "enseñarles como se amarran las cosas en las Mayores"", le siguió diciendo el veterano al novato.
El joven se quedó sorprendido mirando al veterano sin saber que decir.
"Esto que yo estoy haciendo contigo, lo hizo alguien conmigo hace quince años atrás y alguien más lo hizo con él, es parte de nuestro béisbol. Existe casi desde los tiempos de Babe Ruth, son de las cosas que la gente no sabe, pero que es parte de nuestro mundo. Así como yo lo estoy haciendo contigo lo debe estar haciendo otro jugador con otro novato en otro equipo", dijo el veterano.
El veterano se acercó a él y mirándolo a los ojos le dijo, "no dejes que se rompa contigo la cadena de nuestra tradición, recuerda que si nuestros novatos nos avergüenzan, es culpa de nosotros, pues no les enseñamos bien el camino. Porque para saber actuar como un hombre, primero hay que tener un ejemplo."
"Tengan, una es para las golosinas y la otra es para las semillas de girasol y los refrescos", le dijo en otra ocasión un jugador veterano a dos novatos pasándole a cada uno una mochila de color rosado con figuritas pintadas de Disney para que las llevaran al bullpen.
"¡Tú estás loco, yo no voy a salir afuera con esa mochila puesta!", dijo uno de ellos ciñendo el rostro.
"Claro que lo harás, desde hoy y hasta que se acabe la temporada", le respondió otro veterano que pasaba por su lado en ese momento.
"¡La gente se va a reír de nosotros!", contestó el otro novato.
"¿Y eso que importa?", replicó el veterano.
"¡Eso es estúpido!" dijo uno de ellos, mirando a otro veterano que se ponía sus ganchos para salir al terreno de juego.
"Esa es una vieja tradición en este deporte, siempre el que lleva la mochila con todos los dulces al bullpen es el más novato de todos, cuando son dos novatos con la misma cantidad de días se les da a ambos una mochila.
El veterano lanzador agarró su guante de lanzar y mirando a ambos antes de marcharse, terminó diciendo, "quizás como dicen, muchos fanáticos se reirán, pero los que conocen de este juego se alegraran de verlos, pues se darán cuenta que todavía hay algunas tradiciones en el béisbol que no han desaparecido, que los jugadores no hemos perdido nuestro sentido del humor y nuestro colorido con el tiempo. NO todo en Grandes Ligas es solamente fama y fortuna, perdidos y ganados; hay muchas cosas más que marcan este juego y que nos hacen recordar nuestra carrera con añoranza."
Cuenta la historia que al llegar a las graderías, del lado izquierdo donde se encontraba el bullpen, para sorpresa de ambos, los fanáticos recibieron a los dos nuevos integrantes del equipo bajo una lluvia de aplausos, ambos jugadores sorprendidos por el gesto de la multitud se tomaron de la mano e inclinándose hacía delante hicieron acto de reverencia.
Nunca olviden que el béisbol es más que nuestro sustento de vida, es nuestro modo de aprender a vivir, por eso muchos de nosotros hemos tomado la responsabilidad de pasar a otros, el mundo que se nos fue dado por aquellos hombres que a fuerza de sudor y lágrimas hicieron del béisbol el paraíso de todo niño de Latinoamérica.
"¡Tradición, oh tradición!, que eres de mi pueblo encanto,No te mueras como el canto de las aves en invierno;se como el viento eterno, para que cuentes nuestra historiay no te lleves las memorias de lo que una vez ya fuimos"El poeta de Quisqueya.
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