lunes, 16 de febrero de 2009

Lo que el dinero no puede comprar




por Miguel Batista.


PHOENIX -- Ya en varias ocasiones he sido emisario de como la fama y la fortuna, muchas veces son superfluas ante las realidades de la vida y de como nosotros los jugadores (aquellas súper estrellas que muchos admiran) al igual que cualquier otro ser humano, llegamos a estar a merced de los caprichos y crudas situaciones que nos puede presentar el destino en su divina comedia.

Para aquellos que piensan que el dinero lo es todo en la vida y que la fama y la fortuna llenan todos los espacios para producir los milagros que colman nuestras existencias, escuchen las anécdotas de estos dos jugadores, el cual, uno de ellos, tuvo que rogarle al cielo para que le diera su más grande bendición y el otro, por el deseo de sus hermanas muy pronto tendrá la oportunidad de llegar al Salón de la Fama.

"¿Oye porque no cambias la foto de tu cedula de identidad?" Le preguntó una amiga a un compañero una vez "en esa foto te ves horrible, tienes el pelo sumamente largo; pareces un loco".
"Si lo sé", le contestó el jugador con una leve sonrisa. "¿Sabes qué? Esa fotografía tiene un valor muy especial para mí, por eso no la cambio". Ella lo miró extrañada, él presintiendo su próxima pregunta se anticipó a responder "cuando me dejé crecer el cabello muchas personas pensaron que lo hacía por moda, pero no era cierto, nunca le dije a nadie la verdadera razón por la cual lo hice".

En ese momento el jugador parpadeó varias veces y bajando el rostro comenzó su relato "El año, antes de esa fotografía, mi esposa había perdido su cuarto embarazo de forma consecutiva, el último lo perdió de cuatro meses, fue algo muy duro para nosotros. Luego que volví a mi país mi abuelita me dijo que la próxima vez que mi esposa quedara embarazada, desde el mismo momento en que ella me lo dijera yo tenía que prometerle a Dios que no me cortaría ni una sola hebra de cabello, hasta que el bebe naciera y así lo hice. Durante siete meses no me corte el pelo, mucha gente se reía de mí, pues pensaban que estaba tratando de imponer una moda o que trataba de ser un rebelde más en el béisbol. Los fanáticos en la liga de invierno eran los peores, me voceaban groserías y se burlaban de mi".


La amiga del jugador reflejó una lastimada sonrisa y mirándolo como quien acaricia a distancia le preguntó "¿y que pasó entonces?"


"Una noche, mientras jugaba en la liga de invierno de mi país, recibí una llamada desde los Estados Unidos de la que entonces era mi suegra para decirme que mi hijo había nacido, yo tomé un avión al día siguiente y corrí a casa, el tener a mi hijo en mis brazos y saber que todo había salido bien en el embarazo era todo lo que me interesaba. Cuando llegué a casa y lo tomé en mis manos no lo podía creer, yo lo besaba y lo besaba sin parar".


El jugador sintió quebrarse su voz cuando dijo "¡tengo en casa una fotografía que me tomaron cuando cargué a mi hijo en mis brazos por primera vez y le di mi primer beso, cada vez que la veo y recuerdo todo lo que tuvimos que pasar para tenerlo, no puedo evitar que se me salgan las lágrimas".


La amiga del jugador se acercó y poniéndole la mano en el hombro derecho le preguntó "¿Cuántos años tiene tu hijo?"
"Ocho".


"¿Alguna vez le has contado lo que su papá hizo para que el pudiera nacer?"
"No", le respondió el jugador sonriendo tristemente.


"Pues deberías, yo viviría orgullosa de saber que mi padre hizo algo así por mi".
Terminada la conversación el jugador se fue a casa y tomando su teléfono llamó a su hijo, al escuchar su voz gritar "¡Daddy!" (Papi, en el idioma anglosajón) comenzó a llorar. Su hijo asustado al escuchar a su padre llorando le preguntó si él estaba bien, él secando sus lagrimas respondió "Si mi amor estoy bien ¿tu sabes cuánto te ama tu papi...?


Un día, cinco hermanas se acercaron a su madre y sentándose a su alrededor comenzaron acariciarla mientras le decían "Sabes que mamá, nosotras hemos estado pensando el porque no te decides y tratas de salir embarazada de nuevo".


La madre sorprendida saltó de su asiento y les reclamó "¡ustedes están locas! Yo soy una mujer vieja ya, además ya las tengo a ustedes cinco ¿para que mas hijos?"
"Es que aquí todas somos mujeres y no hay un varón, trata de salir embarazada de nuevo, puede ser que esta vez sea un niño", le respondieron sus hijas en coro.


"¡Ustedes están totalmente locas! Yo no me voy a poner a tener un hijo a esta edad!"
Las hijas corrieron donde su madre y lanzándose sobre ella mientras la acariciaban continuaron su alegato "Mira si tienes un hijo ahora será bien fácil para ti, pues nosotras lo cuidaríamos todo el tiempo y nos ocuparíamos de él, tú solo tendrías que engendrarlo".
"¡Ya les dije que no! Si ustedes quieren un hombre en la casa ¿porque no lo paren ustedes?"
"Es que no sería lo mismo, queremos un hermano, no hijos".


Cuenta la historia que luego de varios días de insistencia la madre aceptó y al cabo de varios meses salió embarazada y al año siguiente, para bendición de todos, el bebe fue un varoncito. Treinta y cinco años después el niño que no estaba supuesto a nacer era reconocido por la MLB como uno de los jugadores ofensivos más impresionantes en las últimas cinco décadas.
Un día me acerqué al carismático jugador y le pregunté si era cierto lo que había escuchado sobre su flamante historia, el jugador sonrió levemente y con los ojos colmados de luz respondió "Si, así es, mis hermanas son los ángeles que me trajeron a la tierra. Por eso no hay cosa en este mundo que ellas me pidan, que yo no haga por ellas".


Palabras siempre sobran para explicar lo que no creemos o entendemos de la vida de los seres humanos, muchos pensaran que fueron cosas del destino o quizás puras casualidades de que estos jugadores hayan conseguido el ver la luz del mundo. Más antes de hacer juicio escuchen las sabias palabras del poeta de Quisqueya de su libro "poemario".


Esta es una publicacion tomada del Blog en ESPN de Miguel Batista.

No hay comentarios: